Cuando El Pueblo de Dios apenas comenzaba en el Líbano, sus miembros no sabían que estaban a punto de entrar en una guerra civil que diezmaría su país y amenazaría sus vidas. El ánimo que recibieron de otras comunidades cristianas hizo posible que los miembros de esta comunidad permanecieran en el Líbano y sobrevivieran una guerra que duró 15 años y fueran un apoyo para mantener la esperanza y una visión para el futuro.