– por David Quintana

¿Cuáles son los retos y las recompensas de vivir soltero intencionalmente?
Confesiones verdaderas. Recientemente cumplí cincuenta años. Ya no puedo alegar que soy prematuramente canoso. Cuando me despierto en las mañanas y algo duele es ahora una buena señal: estoy vivo… Mi rutina matutina es ahora algo así: Levantarme, estirar las extremidades, salir a correr, orar, montarme a un avión, conversar con la persona que se siente junto a mí y contarle que viajo mucho pues trabajo con adultos jóvenes y profesionales.

En este punto, puedo notar que esta gente está intentando catalogarme en sus registros: ¿Quién es este? Normalmente, conversamos un rato antes de que se lancen a preguntar, “y, ¿qué es tu trabajo exactamente? ¿eres un ministro?” “Bueno” – les respondo – “no exactamente”. Al compartirles sobre el llamado que me hizo el Señor y mi deseo de vivir para él toda mi vida por el resto de mi vida me preguntan “¿eres sacerdote?” “Bueno” – les contesto – “no exactamente”. Al verlos luchar por encontrar una casilla en la cual meterme, tomo la oportunidad de compartirles algo que está en el centro de mi vida. Yo soy soltero, intencionalmente. Tengo el plan de permanecer así, para el Señor y para los demás. Para siempre. Nuestra conversación a veces da un giro hacia cosas más profundas; a veces creo que incomodo a la gente y a veces creo que la gente se incomoda conmigo.

En tiempos tan enfocados en el sexo, el dinero y el poder,
yo podría debatir que el celibato bíblico tiene un profundo
poder de testimonio.

En este artículo me gustaría presentar la vida de soltería como algo más, no menos. Me gustaría presentar la elección positiva de permanecer soltero como un “estado de vida” y como una pregunta para considerar seriamente. Por supuesto, hay mucha discusión sobre los retos que enfrentan los cristianos solteros, pero mi convicción es que el Señor está renovando el llamado a la soltería intencional en estos tiempos. En tiempos tan enfocados en el sexo, el dinero y el poder, yo podría debatir que el celibato bíblico tiene un profundo poder de testimonio

El celibato, o la soltería intencional, es un llamado (o vocación) que el Señor quiere renovar en nuestros tiempos. Si el plan de Dios para la mayoría de las personas es el matrimonio y la vida de familia, y si eso es algo bueno (recuerda Génesis 2:18 “no es bueno que el hombre esté solo”), entonces ¿por qué Dios querría que hombres o mujeres vivan solteros?

Entonces, ¿por qué vivir solteros?
Primeramente, démonos cuenta de que en Mateo 19 y Lucas 20 Jesús conecta explícitamente la vida de soltería con el reino de los cielos. El celibato será parte del “nuevo orden de la sociedad” de la “nueva creación” que él trae a este mundo. Luego, para Jesús (y Pablo), el llamado de permanecer soltero es fundamentalmente un tema de discipulado. No veo que al discípulo al discípulo se le llame a dejar todo atrás se le llame a dejar “todo excepto…”. En 1 Corintios 7, Pablo anima a los que están solteros a que permanezcan así con el motivo de tener una “devoción indivisa a Señor”. Este consejo, aunque difícil, es bueno. Cuando me preguntan por qué estoy soltero, les respondo que es por el Señor y su reino, para estar libre y disponible para amar y servir a Dios y a los demás.

Yo quiero vivir una vida de oración y consagración al Señor. Si bien es cierto, un hombre casado puede vivir este tipo de vida (y existen ejemplos increíbles de los que lo hicieron y lo hacen), el hombre soltero tiene algunas ventajas. En el Antiguo Testamento, los Levitas no recibieron ninguna porción de la tierra prometida. El Señor mismo sería su porción. Así que yo creo que un modo especial, aquellos que viven solteros para el Señor pueden tener una relación particular con él, y estar satisfechos con el Señor como su porción (ver Salmo 16). Este es el espíritu de Teresa de Ávila, una mujer soltera y consagrada del Siglo 16 que dijo “Solo Dios basta”.

Además de vivir para Dios, vivir como soltero me ayuda a vivir para los demás. Tengo una libertad para amar a los demás generosamente y sin parcialidad. Como soltero, soy libre para ser “miembro de cada familia sin pertenecer a ninguna”. No necesito enfocar mi afecto en una mujer ni en un grupo de jóvenes (mis propios hijos). Puedo amar generosamente e imparcialmente. Esto se hizo realidad en mi vida cuando conocí hombres de los Siervos de la Palabra mientras estaba en la universidad. Vivían solteros para el Señor, según una regla de vida, con un ritmo de oración, y hacían evangelización en la Universidad desde sus “monasterios urbanos”. La vida de estos hombres me pareció “lo más impensable” y al mismo tiempo “curiosamente atractiva”. La probé, y me quedó.

¿Cómo sé si ese es mi llamado?
Una vez que la gente supera el shock inicial, la pregunta que surge normalmente es “¿cómo se si ese es mi llamado?” Primero, déjenme decirles algunas cosas sobre este (o cualquier otro) llamado. No es fácil y toma un serio discernimiento durante un largo período de tiempo. ¡No es tan simple como que caiga un rayo del cielo o una falta de deseo sexual!

Un verdadero llamado tiende a ser la combinación de varios factores, que va creciendo con el tiempo. Un sentido de “escuchar” de Dios que esta es una forma buena y correcta de responderle al Señor como discípulo. La convicción que viene de la Biblia de que Dios invita a las personas a vivir para él. La confirmación y apoyo de aquellos que te conocen, conocen tu carácter, así como la gracia y la bendición que vienen para todos los que viven del modo que Dios ha designado para ellos. Por supuesto, una de las mayores ventajas de vivir soltero es que uno puede “probarlo a ver si le queda”. Eso es un poco más difícil de hacer con el matrimonio…

A lo largo de los años, he trabajado con muchos jóvenes para ayudarles a discernir si es mejor para ellos vivir como solteros o casados para el Señor. Sin importar la persona o su contexto, estas son mis recomendaciones para aquellos que desean considerar la vida de soltería seriamente

  1. Primeramente, ofrécele tu vida a Dios. Cada área: tu sexualidad y tu “estado de vida incluidos. Como dicen “Si no es el Señor de todo, no es Señor del todo”.
  2. Habla con alguien (un consejero confiable o un líder de la iglesia) que te conozca bien y que pueda tener cierta perspectiva para ti sobre cómo puedes vivir mejor tu vida para el Señor.
  3. Lee un poco – hay mucha sabiduría ahí que puede ayudarte a considerar las distintas preguntas y asuntos que pueden surgir.
  4. Considera ponerte en contacto con otros que vivan este tipo de vida.
  5. Confía en el Señor. Él sabe lo que es mejor para ti; él sabe para qué fuiste creado. Sus planes son siempre para bien – aún si son muy, muy diferentes de que preferiríamos en primera instancia.

“En respuesta a la sobreabundante grandeza del don de Dios,
nos dedicamos a amarlo con todo nuestro corazón, nuestra mente,
nuestra alma y nuestra fuerza, ofrecer a él nuestras vidas como un sacrificio vivo
y consagrar nuestras vidas a su servicio”.

De la alianza de los Siervos de la Palabra

Sueños y anhelos
Cuando era joven, tenía muchos sueños y anhelos para mi vida, y ahora me cuesta reconciliarlos con el modo en que vivo. Honestamente puedo decir que ninguno de esos sueños contenía la paz y el contentamiento, la belleza y la gratitud que experimento en la vida de devoción a Dios a la que él me ha llamado y que yo he elegido. Las palabras del salmo 16:5-6 se han hecho realidad para mí, “Tú, Señor, eres mi porción y mi copa… Bellos lugares me han tocado en suerte…”

Decir que siempre ha sido fácil y divertido sería, por supuesto, falso, pero la experiencia de Pablo en Filipenses 3:8 resuena como verdad para mí: «Todo lo considero pérdida por razón del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús” He aprendido el secreto de la devoción con contentamiento. Para mí, menos es más.

Algunas lecturas recomendadas
Thoughts on a Single Life por John Wesley
Virginidad: Un enfoque positivo del celibato por el bien del Reino de los Cielos por Raneiro Cantalamessa
A Biblical Theology of Singleness por Barry Danylak
Seven Silver Rings por Julia Faire
Celibacy for our Times por Yves Raguin

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David Quintana es el actual anciano presidente de Siervos de la Palabra, una hermandad misionera de hombres que viven solteros para el Señor

Este artículo fue tomado de El Baluarte Viviente, usado con permiso. Fue publicado originalmente en Eagles VantagePoint Magazine, Setember/October 2009. Usado con permiso.